La regulación electrónica del paso de la mezcla aire-combustible al interior del motor es algo que para muchos es complicado de entender. Aquí te explicamos su funcionamiento.
Empecemos recordando que los motores carburados dependen de un ajuste mecánico fijo muy exacto para obtener una relación ideal entre el aire y el combustible para que la combustión se realice del modo más eficiente (estequiométrica). Si este ajuste no es el correcto, se produce un desequilibrio que afecta las prestaciones del motor y el consumo de combustible.
Dicho esto, consideremos que la inyección electrónica en los motores a gasolina sustituye al carburador y en los diesel a la bomba inyectora.
Gracias al ajuste tan preciso de la regulación electrónica (pura ingeniería, nada de brujería), se obtiene una combustión óptima en relación con el empuje del motor, que en el caso de un bloque a gasolina es una relación de 14,7:1, colocando el factor Lambda (relación aire/combustible) en el punto más cercano al 1, su valor ideal.
El acercar un motor por medio de su tren de inyección a la estequiométrica obedece más a un aspecto ecológico que de desempeño.
¿Cómo funciona la inyección electrónica?
Ya sea monopunto, multipunto, secuencial o simultánea, la inyección electrónica regula el aire que ingresa al motor mediante la válvula de mariposa, totalmente dependiente del acelerador; de forma simultánea dosifica la cantidad de combustible que ingresa a las cámaras por medio de la inyección controlada electrónicamente y que se encuentra en relación directa con la cantidad de aire detectada por el sistema, adaptándose a las condiciones y completando la combustión en coordinación con el sistema de encendido del motor.
En el caso de los motores diesel, el pedal de aceleración no controla la cantidad de aire sino de combustible, que se sincroniza con el orden de encendido de los cilindros que no necesitan chispa alguna para su ignición en virtud de la volatilidad a altas presiones del combustible.